La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha planteado un debate global sobre el uso de la tecnología digital en las aulas, específicamente los teléfonos móviles, advirtiendo que podrían entorpecer el proceso educativo de los estudiantes. La Unesco insta a los gobiernos a reevaluar la presencia de estas tecnologías en las escuelas y a considerar restricciones, especialmente en países que carecen de leyes claras sobre protección de datos y planes educativos concretos para su uso.
En un extenso reporte de 435 páginas titulado “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, la Unesco analiza los efectos de la tecnología digital en el aprendizaje. El informe destaca que el uso de dispositivos como teléfonos móviles puede provocar distracciones y afectar negativamente los resultados académicos de los estudiantes, especialmente una vez que se supera un umbral de uso moderado. La percepción de los docentes también señala que el uso de tabletas y teléfonos móviles dificulta la gestión del aula y puede aumentar el riesgo de que los estudiantes pierdan interés en el aprendizaje.
El informe no llega a una conclusión definitiva sobre la prohibición de los dispositivos móviles en las aulas, pero sugiere que deben ser restringidos en ausencia de leyes y regulaciones claras. La Unesco enfatiza que el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas ha aumentado durante la pandemia, lo que podría afectar negativamente su autocontrol, estabilidad emocional y bienestar mental. Actualmente, pocos países cuentan con regulaciones estrictas al respecto, aunque algunos como China han limitado su uso como herramientas educativas a un 30% del tiempo de enseñanza global.
La Unesco aboga por reestructurar las estrategias educativas y enfocarse en el interés superior de los estudiantes, considerando la tecnología digital como un complemento y no como un reemplazo de la interacción cara a cara con los docentes. El informe resalta que no existen muchas pruebas sólidas sobre el valor añadido de la tecnología digital en la educación y advierte sobre el sesgo en los datos proporcionados por empresas que buscan vender estas tecnologías. La prioridad debe ser mejorar los resultados del aprendizaje y garantizar que el uso de la tecnología no interfiera con el proceso educativo en las aulas. Además, propone devolver el control del aula al maestro y limitar el tiempo de pantalla para los estudiantes. La psicóloga Jeanelfred Beltré, presidenta de la Fundación Ciadif, sugiere que el uso recurrente de pantallas puede afectar el sueño, la concentración y el desarrollo social de los niños, abogando por eliminar los móviles del entorno escolar y establecer un límite diario de tiempo de pantalla de dos horas.
