Una cápsula para el suicidio asistido impresa en 3D ha aprobado los trámites legales para ser autorizada en Suiza, allanando el camino para que la tecnología llegue a las clínicas del país europeo.
El invento se llama Sarco y se trata de un ataúd de alta tecnología con el que la persona puede administrar su propia muerte desde dentro, gracias a la liberación de nitrógeno.
En Suiza la eutanasia activa está prohibida, pero sí se admite el suicidio asistido, en el que el paciente termina con su vida, a menudo mediante el consumo de un fármaco letal prescrito por un médico.
Según Swissinfo, en Suiza se producen más de 1.000 suicidios asistidos al año.
Atendiendo a datos de Exit, el mayor número de personas que en 2019 recurrieron al suicidio asistido tenían cáncer (36%), seguidas por pacientes polimórbidos (26%), con dolores (7%), esclerosis lateral amiotrófica (ELA/3%), demencia (2%) y enfermedades mentales (2%).
La aparición de Sarco y su autorización abre nuevos caminos para que aquellas personas cuya voluntad es irse de este mundo puedan hacerlo de una forma indolora y por sus propios medios.
Presentada por el activista por la eutanasia Philip Nitschke en 2019 en venecia, este ataúd de alta tecnología tiene un funcionamiento sencillo y facilita una muerte dulce en minutos.