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Haitianos esperan con ansiedad mientras la policía keniana se prepara para enfrentar pandillas

Lo anticipado y el miedo se entrelazan en toda Haití mientras el país se prepara para recibir la cuarta intervención extranjera importante de su historia, destinada a combatir la violencia de las pandillas que ha asfixiado al país caribeño. En la madrugada del miércoles, un contingente de varios cientos de agentes de policía de Kenia llegó y se reunió con el primer ministro Garry Conille, en medio de una preparación intensiva antes de su despliegue. Las asignaciones específicas de los agentes, por razones de seguridad, se han mantenido en secreto, generando altas expectativas entre los haitianos que están desesperados por un cambio en la situación de violencia descontrolada que ha dejado a la capital, Puerto Príncipe, y sus alrededores sumidos en el caos.

La violencia de las pandillas ha causado estragos, con asesinatos, violaciones y secuestros masivos que han desplazado a miles y dejado a cientos de miles sin hogar y desempleados, exacerbando aún más la pobreza generalizada en el país. Haití, durante décadas, ha luchado con la inestabilidad política y la violencia de las pandillas que controlan grandes áreas urbanas, desafiando la autoridad del gobierno central y sembrando el miedo entre la población civil.

El despliegue de la policía keniana es parte de una misión respaldada por la ONU que incluye a otras naciones como Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benín, Chad y Jamaica, con un total de 2,500 efectivos esperados. El primer ministro Conille ha enfatizado la estrategia de restablecer la seguridad a nivel comunitario, pero se enfrenta al desafío de la penetración profunda de las pandillas en la estructura urbana y social de Haití.

A pesar de las esperanzas renovadas, muchos haitianos observan la llegada de los kenianos con sentimientos encontrados, conscientes de los fracasos anteriores de intervenciones internacionales y preocupados por la eficacia y la responsabilidad de la misión. Las organizaciones humanitarias han expresado inquietudes sobre la protección de los derechos de los niños, dados los informes alarmantes de reclutamiento de menores por grupos armados que operan en el país.

Para Haití, esta intervención representa una prueba crítica de la capacidad de la comunidad internacional para ayudar a restaurar la estabilidad y la seguridad en un contexto de profunda crisis humanitaria y política.

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