La tristeza y el enojo prevalecen fuera de la funeraria en Quito, donde descansa el cuerpo de Fernando Villavicencio. Incluso los amigos íntimos son sometidos a registros con perros antiexplosivos al ingresar. Mientras su viuda regresa apresuradamente desde Washington para el velatorio, apenas han pasado 24 horas desde que el periodista de investigación, convertido en un luchador contra la corrupción y candidato presidencial, fue asesinado a tiros. Este acto de violencia política marca el más brutal desde el fin de la dictadura militar en los años setenta.
El asesinato de Villavicencio ha arrojado una indeseada atención sobre Ecuador, un pequeño país andino ubicado entre los dos principales productores de cocaína en el mundo. Antes conocido por su tranquilidad y relativa seguridad, el país ahora enfrenta el peligro de convertirse en un narcoestado, lo que ha llamado la atención global.
En un giro irónico, las autoridades holandesas confiscaron recientemente cocaína valorada en alrededor de 660 millones de dólares, oculta en un contenedor de plátanos proveniente de Ecuador. Mientras tanto, el FBI ha enviado agentes para ayudar en la investigación, dado que seis colombianos han sido detenidos en relación con el asesinato.
Si bien la seguridad ya era el foco principal de la campaña electoral, este asesinato seguramente cambiará el tono y el rumbo de lo que ya era una carrera impredecible, planteando la pregunta de si los votantes ahora se inclinarán hacia candidatos más duros en relación con el crimen.
“Estamos indignados por lo que acaba de suceder y por el país en el que vivimos”, dijo David Tituaña, un taxista de 50 años. “Obviamente, esto nos ha golpeado en el corazón a todos los ecuatorianos, que le hayan hecho esto a un hombre valiente que luchaba por los ideales de nuestro país”.
A pesar de la conmoción, los ecuatorianos han desarrollado una especie de anestesia ante los secuestros, los coches bomba y los asesinatos por encargo, a medida que el país se ha transformado en uno de los lugares más violentos del mundo debido a la lucha entre los cárteles de la droga.
La fecha de las elecciones no ha cambiado y el proceso continúa a pesar de esta tragedia. Sin embargo, el asesinato de Villavicencio cuestiona la conciencia de los votantes y pone a prueba las credenciales democráticas del país, mientras que los inversores también están prestando más atención.
En un mes de elecciones en Ecuador, Guatemala y Argentina, la delincuencia se ha convertido en una de las principales preocupaciones. Villavicencio se suma a la lista de periodistas que han sido atacados en América Latina y el mundo por enfrentar a individuos peligrosos.
A medida que Ecuador asimila esta tragedia, enfrenta un examen de conciencia y una prueba de sus credenciales democráticas. Mientras tanto, el país continúa lidiando con el impacto del narcotráfico y la creciente violencia, lo que plantea desafíos significativos para su futuro.
