El movimiento islamista palestino Hamás emitió una amenaza el lunes, declarando que ejecutaría a los 150 rehenes capturados durante su ofensiva contra Israel si este último no detiene sus bombardeos sobre la Franja de Gaza. Hamás lanzó su inesperada ofensiva contra Israel el sábado, comparándola con los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Las tensiones también aumentaron en la frontera norte de Israel con Líbano, donde Hezbolá intercambió disparos con las fuerzas israelíes por segundo día consecutivo.
Hasta el momento, más de 800 personas han muerto del lado israelí y más de 2,600 resultaron heridas, mientras que en el lado palestino, 687 personas han muerto y 2,900 resultaron heridas debido a los bombardeos israelíes, según las últimas cifras de las autoridades locales.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llamó a prepararse para una guerra “larga y difícil” y pidió la formación de un gobierno de “unidad nacional”. Por su parte, Estados Unidos, junto con Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido, instaron a Irán a “no extender el conflicto” más allá de Gaza y expresaron su apoyo a Israel.
La Unión Europea anunció que revisaría sus programas de asistencia financiera a los palestinos y otros países, como China y Rusia, también se manifestaron en contra de la violencia y llamaron a un alto el fuego. Mientras tanto, Hezbolá, enemigo de Israel con sede en Líbano, afirmó haber bombardeado dos cuarteles israelíes en respuesta a la muerte de tres de sus miembros en ataques israelíes en una zona fronteriza del sur de Líbano.
El conflicto ha escalado significativamente, aumentando las preocupaciones sobre la posibilidad de una guerra más amplia en la región y sus consecuencias humanitarias y políticas.
