Durante varios años, encuestas han indicado el creciente peso del voto latino en Estados Unidos. Este fenómeno se atribuye, en parte, al aumento demográfico del grupo, proyectándose que para 2060, uno de cada cuatro estadounidenses será de origen latino, consolidando así su impacto electoral.
A pesar de esta tendencia, expertos en comunicación política advierten contra tratar a los latinos como un bloque homogéneo, ya que, al igual que otros segmentos poblacionales, muestran diferencias ideológicas basadas en sus inquietudes. Por ejemplo, una encuesta de la Universidad Internacional de Florida revela que el 52.9% de los votantes hispanos cree que el país se está moviendo en la dirección incorrecta, destacando preocupaciones como la inflación, la economía y la inmigración.
Este panorama diverso entre los votantes latinos indica un cambio en las prioridades y demandará estrategias auténticas por parte de las campañas políticas para atraer su voto. Además, aunque la mayoría de los hispanos sigue registrada como demócrata, la afiliación no partidista está en aumento, lo que podría impactar especialmente a los demócratas en futuras elecciones.
En cuanto a las elecciones presidenciales de 2024, la encuesta muestra un apoyo poco entusiasta hacia los candidatos tanto demócratas como republicanos. Con el voto latino ganando fuerza, se destaca la importancia de invertir recursos y esfuerzos a largo plazo para comprender y abordar las necesidades únicas de este grupo demográfico clave.
