Haití se encuentra sumido en un nuevo escenario de caos y amenazas lideradas por el exlíder rebelde golpista, Guy Philippe, quien ha generado protestas, destrucción y temor al anunciar su intención de tomar el poder por la fuerza. Manifestaciones, barricadas e incendios de neumáticos se han registrado en diversas regiones del país, mientras que ministros han sido atacados y viviendas han sido objeto de violencia.
Deportado desde Estados Unidos por narcotráfico, Guy Philippe regresó a Haití con la determinación de desestabilizar cualquier intento de diálogo y reconciliación. Philippe, quien tiene ante sí cuatro opciones: golpe de Estado, golpe de fuerza, consenso o negociaciones y elecciones, ha dejado claro que su preferencia es el poder mediante la violencia, relegando las elecciones a un último recurso.
La amenaza de Philippe de una revuelta violenta para derrocar al gobierno del primer ministro, Ariel Henry, ha generado preocupación en la población haitiana. En un mensaje en redes sociales, Philippe llamó a la desobediencia civil y a estar “preparados para la revolución y para iniciar las hostilidades” en todo el país.
Su movimiento político, Despertar Nacional para la Soberanía de Haití, ha sugerido la posibilidad de tomar el poder por la fuerza. Philippe está activo en comunidades cercanas a la frontera con República Dominicana, intensificando la inestabilidad en la región. Recientemente, miles de sus partidarios exigieron la dimisión del primer ministro, cerraron instituciones públicas, quemaron neumáticos y atacaron propiedades.
La situación en Haití se vuelve cada vez más tensa con la combinación de bandas armadas y la amenaza de Guy Philippe, que busca desmantelar las ya frágiles instituciones gubernamentales en el país. Su llamado a una revuelta armada ha elevado el riesgo de un conflicto violento en una nación que ya enfrenta numerosos desafíos.
