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Críticas del Sermón de las Siete Palabras: Problemas en la educación, corrupción y crisis en la salud mental

La Iglesia Católica, en el marco de la proclamación del Sermón de las Siete Palabras durante el Viernes Santo, emitió críticas significativas sobre diversos aspectos de la realidad dominicana, abarcando dimensiones económicas, políticas, sociales, religiosas y culturales.

El sermón, realizado en la Catedral Primada de América, contó con la participación de distintos representantes eclesiásticos como sacerdotes, diáconos, consagradas y laicos comprometidos, frente a un público de fieles, aunque notoriamente sin la presencia de funcionarios gubernamentales.

Las temáticas abordadas en esta ocasión fueron variadas y profundas, incluyendo la importancia del perdón, la injusticia enfrentada por los migrantes, la crisis en el sistema de justicia y en la Seguridad Social, el papel de la mujer en la sociedad, la corrupción en la política, la indiferencia ante la problemática de la salud mental, el alto costo de la canasta básica familiar, la situación en Haití y los desafíos del sistema educativo.

El primer punto destacado fue la necesidad de una nueva ley de Seguridad Social, mencionada en el contexto de la frase “Padre, perdónanos, porque aun sabiendo que necesitamos una nueva ley de seguridad social, preferimos entretenernos en proyectos de leyes que sirven para el show mediático y hacer graciosos a quienes las promueven”. Esta crítica apunta a la inacción legislativa frente a demandas sociales importantes.

En cuanto al sistema penitenciario, se denunció que este se encuentra en su peor momento, caracterizado por condiciones inhumanas para los reclusos, señalando que “nuestras cárceles son la antesala del infierno”. Esta reflexión instó a replantear las políticas penitenciarias y la atención a los derechos humanos de las personas privadas de libertad.

Otro aspecto resaltado fue la deficiencia del sistema educativo dominicano, descrito como “malo, caro e impresentable”, señalando que este contribuye significativamente a los problemas sociales existentes en el país. Esta crítica incluyó la falta de inversión adecuada y la percepción de que el presupuesto educativo está controlado por intereses ajenos a la mejora de la educación pública.

La Iglesia también abordó la situación de la mujer en la sociedad, haciendo un llamado a ver en la figura de María un ejemplo de la lucha por la igualdad y el respeto hacia las mujeres en la actualidad. Se enfatizó la necesidad de abolir desigualdades y trabajar por una sociedad más equitativa en todos los aspectos.

Además, se expresaron críticas contundentes hacia los políticos corruptos, responsabilizándolos de enriquecerse a expensas del pueblo y de no cumplir sus promesas electorales. Se cuestionó la falta de resultados tangibles en términos de bienestar social y desarrollo para la población.

En términos más generales, se pidió por la solidaridad y la valentía en momentos de crisis y se instó a la reflexión tanto a ciudadanos como a líderes políticos sobre sus responsabilidades y contribuciones reales al progreso y la justicia en la sociedad dominicana. Las críticas también se extendieron a la situación en Haití, el alto costo de vida y la necesidad de abordar de manera urgente la problemática de la salud mental en el país.

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