Este viernes se conmemoran 26 años desde el fallecimiento de José Francisco Peña Gómez, una figura icónica en la política dominicana y uno de los líderes de masas más influyentes del país. Nacido en Santa Cruz de Mao en 1937, Peña Gómez dedicó su vida a la lucha por la justicia social, la democracia y la igualdad. Su trayectoria política estuvo marcada por un carisma excepcional, una habilidad innata para conectar con el pueblo y un incansable esfuerzo por construir un país más justo para todos.
A lo largo de su carrera política, Peña Gómez enfrentó desafíos significativos debido a su origen como hijo de inmigrantes haitianos. Fue objeto de campañas de discriminación y ataques por parte de sus rivales políticos, pero su compromiso con sus ideales nunca flaqueó.
Tras el golpe de Estado de 1963, asumió el liderazgo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), convirtiéndose en una figura central en la escena política nacional. A pesar de su indiscutible capacidad y trayectoria, Peña Gómez nunca logró alcanzar la presidencia de la República Dominicana.
Las elecciones presidenciales de 1994 estuvieron marcadas por denuncias de fraude electoral que, según sus seguidores, le habrían privado del triunfo. Esto dio lugar a una crisis política que culminó en el “Pacto por la Democracia”, un acuerdo que organizó nuevas elecciones en 1996, en las cuales el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) obtuvo la victoria y Leonel Fernández asumió la presidencia.
A pesar de los reveses políticos y las campañas difamatorias en su contra, el espíritu combativo de Peña Gómez nunca se apagó. Poco antes de su fallecimiento en 1998, a causa de un cáncer de páncreas a los 61 años, grabó un conmovedor mensaje de perdón y reconciliación, demostrando que su amor por el país superaba cualquier resentimiento.
El impacto de su muerte fue profundo en toda la nación, y su velatorio y entierro se convirtieron en una multitudinaria manifestación de duelo y admiración por su legado y su compromiso con la justicia y la democracia.
