En varios países, la salud mental de los policías y militares es un tema que recibe poca atención, a pesar de la exposición constante de estos profesionales a situaciones traumáticas y de alto estrés. Las exigencias del trabajo, como el riesgo de muerte, el enfrentamiento con la violencia y la presión de decisiones de vida o muerte, impactan gravemente en su bienestar psicológico.
En muchos casos, no se implementan programas de apoyo psicológico efectivos, y los oficiales enfrentan estigmas al buscar ayuda, temiendo represalias o ser considerados débiles. Esto agrava problemas como el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión, aumentando la probabilidad de comportamientos destructivos como el abuso de sustancias o el suicidio.
Aunque existen iniciativas en algunos países para mejorar el acceso a recursos de salud mental, la realidad es que muchos policías y militares carecen de los sistemas de apoyo necesarios para manejar adecuadamente el impacto emocional de su trabajo. La falta de políticas integrales y el déficit de profesionales especializados en salud mental dentro de estas instituciones complican aún más la situación.
Esto subraya la necesidad urgente de implementar estrategias de prevención y atención psicológica a largo plazo, así como de desestigmatizar la búsqueda de ayuda entre los miembros de las fuerzas de seguridad.
