La familia de Yarel Alcántara se vio afectada por una enfermedad inesperada durante las pasadas festividades de fin de año. El colapso de su madre, de 52 años, la obligó a recibir el año nuevo en un hospital. Después de varios días de análisis, descubrieron que su madre sufría de cirrosis hepática en etapa 4, una condición que la ha mantenido convaleciente desde entonces.
Para aliviar el malestar de su madre, Yarel se enfrenta a la carga financiera de un tratamiento mensual que cuesta alrededor de 12,000 pesos. Esta suma representa un peso significativo para Yarel, ya que es la única proveedora en una familia compuesta por tres mujeres adultas y dos niñas menores de edad.
Sin embargo, Yarel se enfrenta a esta carga sin el respaldo de su seguro de salud, al cual ella y su madre contribuyen regularmente. Ninguno de los medicamentos recetados está cubierto por el plan básico del régimen contributivo al que ambas pertenecen. Yarel señala que su madre debe tomar cinco medicamentos diferentes al mes, además de los costos asociados con una alimentación especial.
Entre los medicamentos recetados se encuentra el Profaxim, un antiinfeccioso que cuesta alrededor de 4,244 pesos por una caja de 30 pastillas. Sorprendentemente, este medicamento no figura en el catálogo de aproximadamente 560 productos cubiertos por el Plan de Servicios de Salud (PDSS), publicado por la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril).
La falta de cobertura adecuada para los medicamentos ha sido motivo de quejas constantes entre los más de 10 millones de afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social. Solo en abril de este año, la Dirección General de Información y Defensa a los Afiliados (DIDA) registró 2,329 casos de asistencia, quejas y reclamaciones relacionados con el Seguro Familiar de Salud. La baja cobertura de medicamentos fue un problema recurrente en estas quejas.
